La práctica es fundamental para los conductores y, eso, solo se consigue con el tiempo. Por eso, la inexperiencia en los noveles o la inactividad prolongada en otros más veteranos pueden ser un peligro para su seguridad en carretera...
Cada año, son muchas las personas que se incorporan a las carreteras tras obtener su permiso de conducción. Estos conductores y conductoras noveles salen de la autoescuela con la teoría fresca, si bien esto no basta para circular con seguridad, ya que les falta algo fundamental: esa práctica al volante de la que hablábamos.
Al mismo tiempo, otros muchos conductores y conductoras, por distintas circunstancias, se ven obligados (ya sea por motivos propios o ajenos) a dejar de conducir durante mucho tiempo, años incluso, lo que hace que esa misma práctica se pierda, como puede pasar con cualquier otra habilidad.
Y si bien no todos los conductores son iguales, tanto en los primeros como para los segundos (que con la pandemia —y el mayor uso del vehículo privado por el miedo a los contagios— es probable que hayan disparado su número), no es difícil identificar algunos errores típicos comunes al volante y que, aunque no parezcan importantes, pueden llegar a ser peligrosos para la seguridad vial.
Errores típicos comunes a conductores 'fuera de forma' y noveles
La confianza
Tener confianza es básico para lanzarse a la carretera. Cuando nos falta seguridad, nos ponemos nerviosos y tensos, y esto puede producir incertidumbre en la capacidad de reacción, manteniendo una velocidad demasiado baja, o circulando por el carril central, en lugar de hacerlo por el derecho.
Tampoco es aconsejable tener una excesiva confianza —algo a lo que nos puede llevar tanto la falta de experiencia como el pensar que conducir no se olvida por mucho tiempo que pasemos sin hacerlo— pues puede llevarnos a cometer infracciones y, en el peor de los casos, a sufrir un accidente.
Ambas actitudes pueden poner en peligro nuestra seguridad y la del resto de usuarios de la vía, así que lo mejor es ser consciente de las habilidades reales de cada uno para circular más seguro y reaccionar de manera más eficiente a posibles imprevistos.
Forzar el coche
Cada vehículo es distinto y adaptarse a él requiere un tiempo. Acostumbrados al coche de la autoescuela, subirnos a otro no nos trasmite la misma confianza. Esta situación, junto a los nervios del principio, hace que muchas veces revolucionemos demasiado el motor, hagamos cambios de marcha bruscos o que demos tirones al conducir. Estas acciones pueden tener un impacto negativo en el vehículo, además de entorpecer la marcha del resto de usuarios.
De igual forma, coger el coche tras mucho tiempo sin conducir nos puede llevar a cometer esos mismos errores. Más, si el coche al que nos subimos no es el que solíamos conducir. Ten en cuenta que los coches evolucionan y conducir un coche de 20 años no es igual que uno que tenga 10 y éste también es muy distinto a uno nuevo o casi.
Las señales y la atención
Aunque los conductores noveles probablemente son los que tengan las normas de circulación más frescas, la teoría no lo es todo. Al conducir nos llega una gran cantidad de información que tenemos que saber gestionar: peatones, otros vehículos, semáforos, señalización… Es fundamental no ponerse nervioso y saber interpretar cada señal para saber qué podemos hacer y qué no, sin dejar nunca de estar atento a todo lo que nos rodea.
Precisamente, ese nerviosismo puede llegar ser un gran enemigo, seas conductor novel o 'fuera de forma', pues provoca que estemos en constante tensión. Estar con la espalda erguida, más cerca del volante de lo que deberías, manos sudorosas… es importante encontrar la postura ideal para estar concentrado y relajado.
Infravalorar las condiciones de iluminación, meteorológicas...
Conducir de noche, o durante la puesta o la salida de sol, sobre calzadas mojadas, en malas condiciones o, incluso, nevadas son situaciones que dificultan la reacción y visión durante la conducción. Por ello, es fundamental que antes de coger el coche consultemos el tiempo. Y, en caso de que nos pille en medio de un trayecto, reduzcamos la velocidad y aumentemos la precaución.
Y llegó el aparcamiento...
La gran pesadilla de los conductores: los novatos y, a veces, de los que no lo son tanto. Aparcar es fácil, si sabes cómo hacerlo y tienes la práctica suficiente. Cuando salimos de la autoescuela parece que todo está claro: buscar los puntos de referencia y listo, el coche 'entra solo'.
Pero cuando llega el momento de la verdad, los nervios y la tensión por los vehículos que se esperan nos hacen perder la paciencia. Por eso, lo importante es centrarte en la maniobra, relajarte y no hacer caso de los conductores que tienen prisa por continuar.
Y una cosa, más seas conductor novel o veterano no olvides practicar el mejor mantenimiento a tu vehículo: es por tu seguridad. Y para llevarlo a cabo, confía en los profesionales de tus Talleres de Confianza, los talleres asociados a Asetra.