Contar con unos amortiguadores en buenas condiciones es fundamental para el sistema de suspensión y clave para un funcionamiento seguro de tu vehículo.
Y es que los amortiguadores, diseñados para proporcionar una conducción suave y garantizar que la dirección, el frenado y la estabilidad no se vean comprometidos, también evitan que las piezas de suspensión y los neumáticos se desgasten de manera prematura.
Por eso, este año, y dado que es más que probable que podamos disfrutar de unas vacaciones de verano en condiciones de seminormalidad con el consiguiente incremento del uso del coche en los próximos meses, la marca especialista en suspensión Monroe ha querido concienciar sobre las consecuencias que puede tener para el vehículo una conducción con los amortiguadores desgastados (eso sin hablar de las consecuencias nefastas que puede tener para ti y tus acompañantes en términos de seguridad).
¿Qué ocurre si no se sustituyen cuando toca?
Al igual que muchas piezas de los coches, los amortiguadores se desgastan con el tiempo. Una vez que ese desgaste empieza a afectar a su rendimiento, "los talleres recomendarán siempre reemplazar la pieza desgastada para restablecer la conducción y la maniobrabilidad del vehículo", destacan desde el fabricante.
En este sentido, el automovilista debe tener claro que, si decide esperar para realizar la revisión de los amortiguadores, "estará poniendo en riesgo la capacidad de frenar, dirigir y mantener la estabilidad de su coche, algo que pondrá en situación de riesgo tanto a los ocupantes de su vehículo como al resto de usuarios de la vía por la que esté circulando".
No en vano, las principales consecuencias de conducir con amortiguadores desgastados, componente del triángulo de seguridad junto a neumáticos y frenos, son diversas y van desde simples efectos molestos a problemas críticos para nuestra seguridad...
#1 - Reducción de la eficacia de los frenos
Los amortiguadores desgastados pueden tener un efecto adverso sobre el rendimiento de los frenos. La distancia de frenado del vehículo puede aumentar, lo que puede resultar crucial en una frenada de emergencia. También supone un mayor riesgo de patinar en carreteras mojadas y/o húmedas.
#2 - Desgaste prematuro de los neumáticos
Aunque el desgaste de la banda de rodadura de los neumáticos sea normal, también podría ser una consecuencia directa del desgaste de los amortiguadores. Por ello, se recomienda revisar atentamente los neumáticos y si presentan signos de ahuecamiento o desgaste acelerado, es posible que se haya reducido la capacidad de los amortiguadores para ayudar a mantenerlos en contacto con la carretera, lo cual podría generar un problema de seguridad (especialmente en carreteras mojadas, con mayor riesgo de aquaplaning).
En caso de reemplazo, no debe cambiarse solo el neumático que tiene la banda de rodadura excesivamente desgastada, ya que con ello se solucionaría el síntoma pero no se resolvería el problema. Así, en nuestra visita al taller, el mecánico deberá inspeccionar el sistema de dirección y suspensión (incluidos los amortiguadores) para detectar el origen del problema de desgate prematuro del neumático.
#3 - Pérdida de maniobrabilidad y control
Conducir con los amortiguadores averiados tiene un efecto directo en la capacidad para controlar el vehículo desde el volante. El conductor notará que el coche rebota excesivamente, oscila o se balancea abruptamente al realizar un giro, o que pierde el control cuando lo sacude el viento lateral.
Con el tiempo, los amortiguadores pueden perder su capacidad para controlar la transferencia de peso, generando una molesta sensación de descontrol al automovilista. Esto puede ser peligroso, especialmente si los neumáticos pierden el contacto con el pavimento, ya que en ese caso resultará difícil controlar el vehículo en una situación de emergencia.
#4 - Mayor desgaste en otras piezas de la suspensión
Por ultimo, los amortiguadores desgastados pueden tener un efecto negativo sobre los componentes relacionados de la dirección, los frenos y la suspensión. A medida que los amortiguadores se desgastan, permiten un mayor movimiento de la suspensión, lo que hace que otros componentes del sistema, así como de los frenos, sufran los mismos efectos. Este deterioro adicional puede hacer que estas piezas se desgasten con mayor rapidez, lo que muy probablemente derivará en gastos de reparación adicionales.
Desde tus Talleres de Confianza te recordamos la importancia de efectuar siempre un buen mantenimiento de tu vehículo, especialmente de los elementos que influyen directamente en su seguridad como son los amortiguadores. Revísalos cada año en tu taller y, como norma general, sustitúyelos cada cinco años o 60.000 kilómetros.
Confía en los profesionales de los talleres de Asetra para realizar las operaciones de mantenimiento o reparación que requiera tu coche a lo largo de su vida útil. Tus Talleres de Confianza trabajamos desde siempre para ofrecerte el servicio honesto y de calidad que demandas.