El parabrisas es un elemento de seguridad clave en tu vehículo. Además de aportar hasta un 30% de su rigidez estructural y de albergar los sensores de varios sistemas de ayuda a la conducción, que esté limpio o sucio puede significar la diferencia entre llevarse un susto o no al volante.
La suciedad del parabrisas afecta directamente a tu visibilidad, refractando la luz de manera indebida si está manchado, lo que hará que no puedas ver bien lo que tienes delante. Por ello, es fundamental mantenerlo siempre limpio. Y aunque parte de la responsabilidad de su limpieza está en los limpiaparabrisas, cuyo estado debe ser óptimo, otra parte recae en el líquido que acompaña al uso de las escobillas limpiaparabrisas ¿Cada cuánto tiempo compruebas su nivel? ¿Puedes usar cualquier líquido?
El depósito del líquido limpiaparabrisas suele ser uno de los grandes olvidados dentro de las labores de mantenimiento del coche. No deberías descuidarlo porque puede ser un riesgo para tu seguridad y para la del resto de usuarios de la carretera, y, además, puede darte más de un disgusto ¿Por qué?
La importancia del líquido limpiaparabrisas
Una luna delantera sucia es peligrosa porque reduce tu visibilidad, así que siempre deberías tener a punto este sistema. Eso sí, no rellenes el líquido limpiaparabrisas con agua....
Antes de un desplazamiento de largo recorrido conviene invertir unos minutos en limpiar la luna delantera, pero cuando estamos circulando esa tarea es responsabilidad de los limpiaparabrisas que se encargan de limitar los efectos del polvo, la lluvia, la contaminación, los mosquitos…
¿Qué líquido utilizar? Por qué no usar agua
Muchos coches llevan un mensaje clave en el tapón del líquido limpiaparabrisas: “Usar sólo líquido específico”. Y no deberías ignorar esta recomendación porque siguiéndola evitarás problemas… y algunos pueden ser serios.
No debes usar agua para rellenar el líquido del parabrisas porque su punto de congelación es de 0ºC: una temperatura que es fácil alcanzar en los meses más fríos del año cuando tu coche ha pasado una noche (o más) en la calle. Esto no sólo hará que te quedes sin forma de limpiar la luna delantera. Al aumentar de volumen puede dañar el depósito, los conductos por los que circula o, incluso, los eyectores.
En otros casos, el agua del depósito puede resistir a las bajas temperaturas pero congelarse cuando entra en contacto con el parabrisas afectando a la visibilidad. Dependiendo de la zona, puede contener elevados niveles de cal que dejan sedimentos causando, así, obstrucciones. A esto hay que añadir la oxidación, los daños en las gomas e, incluso, el mal olor del agua al llevar estancada cierto tiempo.
Esto último podría 'solucionarse' con agua pura, sin embargo, ésta tampoco evitará la aparición de óxido más pronto que tarde.
Insistiemos: el uso de agua sólo sería una solución temporal en caso de emergencia, es decir, cuando te has quedado sin líquido específico, el depósito está vacío y no cuentas con otra alternativa. Eso sí, rellena el depósito con la cantidad mínima necesaria y, cuando tengas oportunidad, añade un producto creado de forma concreta para esta labor.
¿Y otras soluciones caseras? Hay otras soluciones caseras, que podrían servir de forma absolutamente temporal (como una mezcla de agua con alcohol, la combinación de agua con limpiacristales...). Recurrir a productos domésticos es muy socorrido, pero piensa que muchos de ellos pueden ser dañinos para el sistema. Los desengrasantes, por ejemplo, en cierta cantidad, pueden producir mucha espuma, algo totalmente contraproducente a la hora de limpiar el parabrisas.
Emplea sólo líquido limpiaparabrisas
Comprar un líquido específico para el parabrisas no supondrá una gran inversión y puedes encontrarlo fácilmente (establecimientos específicos, en grandes superficies…). Algunos son aptos para ser mezclados con agua y otros se vierten directamente en el depósito.
No obstante, sean como sean, tienen en común sus capacidades anticongelantes que conseguirán que se mantenga líquido, incluso, cuando el termómetro señale temperaturas negativas.
Los más avanzados incluyen, además, elementos hidrofóbicos que hacen que las gotas se deslicen por el parabrisas en vez de quedarse acumuladas sobre el cristal.
¿Cómo rellenar el líquido limpiaparabrisas?
Para llevar a cabo esta operación no vas a necesitar grandes conocimientos de mecánica: basta con saber cómo se abre el capó de tu coche. Eso sí: te aconsejamos que lo hagas con el motor en frío para evitar el riesgo de sufrir quemaduras por el roce con algunas partes que estén calientes. Si quedan restos del líquido antiguo, no te preocupes: mezclarlo con el nuevo no causará problemas.
Generalmente, el depósito suele estar en un lateral del vano motor: es blanco y el tapón azul (aunque puede ser de otro color) y tiene dibujado el símbolo que representa al cristal delantero de tu coche. Para rellenarlo basta con abrirlo, colocar un embudo para que no se derrame el líquido y verterlo poco a poco hasta el límite marcado en el depósito o hasta que esté lleno.
Cuando hayas terminado, retira el embudo, cierra el tapón, haz lo mismo con el capó y arranca el coche para comprobar que funciona correctamente. Es un buen momento, también para limpiar las escobillas para tenerlas a punto: puedes hacerlo aplicando un producto limpiacristales a una bayeta o a una esponja para retirar la suciedad, pero no uses cepillos o estropajos porque pueden dañar la goma. Y si fuera necesario, cámbialas.
¿Tienes dudas? Acude a los profesionales de Tus Talleres de Confianza. Recuerda: un buen mantenimiento de tu coche permitirá que viajes más segur@ y alargará su vida útil. Por eso, poner su cuidado en buenas manos será tu mejor decisión ¿Te ayudamos? Si buscas taller en la Comunidad de Madrid, no lo dudes: acude a los talleres asociados a Asetra.