El 90% de los coches que circulan actualmente por las carreteras de todo el mundo incluyen turbocompresores para el motor. Estos sobrealimentadores permiten que los vehículos tengan potencia sin disparar el consumo y controlando los niveles de contaminación.
Comparado con el resto del motor, el turbo es un elemento pequeño cuya reparación suele ser costosa pero es que hay que tener en cuenta que se trata de un elemento con una increíble precisión. Se trata de una pieza que en pleno rendimiento gira a más de 200.000 revoluciones por minuto y alcanza una temperatura cercana a los 1.000ºC, lo que nos permite entender por qué algo tan pequeño es tan caro.
El mantenimiento, clave para su longevidad
Si se lleva un mantenimiento adecuado del turbo éste puede superar sin problemas los 250.000km, pero si no se toman ciertas precauciones podría estropearse en apenas 1.000km. ¿Conoces cuáles son las principales averías que puede tener un turbo?
Podríamos hablar de cinco averías distintas. Ante la evidencia de cualquiera de ellas es recomendable acudir a tu taller de confianza para que le echen un vistazo y tratar de evitar males mayores.
- El turbo ‘ruge’. Todos los turbos emiten un pequeño silbido, pero a veces ocurre que este pequeño ruido es demasiado exagerado. Eso te puede indicar que hay un desgaste en el eje del turbo o que el turbo está girando desequilibrado, lo que podría llegar a destrozar toda la mecánica si no se repara a tiempo.
- Desgaste del eje. Por las condiciones en las que trabaja el turbo –altas temperaturas y grandes revoluciones-, éste gira sobre unos casquillos especiales. Si notas de repente un consumo elevado de aceite y una densa nube de humo azul en el escape cuando aceleras, probablemente los casquillos hayan perdido su hermeticidad, y estarás teniendo fugas de aceite.
- Fallo en la válvula de descarga. Aunque es un fallo poco habitual, puede pasar que la válvula de descarga del turbo no se abra porque se ha perforado la membrana que lo hace trabajar. En este caso notarás una reducción de las prestaciones del propulsor y se activará el modo de emergencia. Su reparación no es muy cara.
- Fugas de presión. Los manguitos del turbo pueden agrietarse y las abrazaderas que lo sujetan pueden aflojarse. Si esto ocurre notarás una falta de potencia, oirás una especie de resoplidos en el vano motor al acelerar y se activará el modo de emergencia del motor.
- Geometría variable agarrotada. Si notas una considerable pérdida de presión y se enciende la luz de avería del motor en el salpicadero puede que sea precisamente porque el mecanismo que cambia la orientación de las aletas del turbo se haya agarrotado. Esto ocurre sobre todo en los motores diésel, ya que producen más hollín.
Recuerda que todas estas averías se pueden evitar llevando un mantenimiento adecuado del motor en alguno de los talleres de confianza asociados a ASETRA.